Ruta en coche por las Sierras de Alicante y la Costa Blanca.
Sobre un acordeón montañoso, tierra adentro de la provincia de Alicante, se suceden valles aserrados con zonas cubiertas de frutales, cimas con preciosos panoramas y pueblos blancos en abruptos emplazamientos: son las sierras de Alicante. Ya en la costa, desde Denia y Xàbia pasando por los cabos de San Antonio y de la Nau, por una costa bautizada como Costa Blanca, se combina kilómetros de bellas playas con acantilados y preciosas calas animadas por el azul del Mediterráneo.
Empezaremos nuestra ruta por la comarca del Alt Vinalopó, situada en su mayor parte en el valle del río del mismo nombre (Vinalopó) con su capital Villena. Continuaremos por la comarca del Alcoià, junto a la Sierra de Mariola y por el Comtat, para llegar a la comarca de la Marina. Los habitantes de esta comarca, en tiempos muy antiguos, no fueron muy amigos del mar (azotados siempre por piratas), por lo que se replegaron hacia el interior por el Valle de Guadalest, escalando cimas y construyendo pueblos de postal.
Comenzamos nuestra ruta por la ciudad de Villena, en concreto visitando el Santuario de las Virtudes, una pedanía de la localidad a 7 km de esta, y cuyo santuario que data del siglo XV, fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1976. Ya en Villena, destacamos su imponente castillo de origen árabe, transformado posteriormente a lo largo de los siglos y restaurado en el siglo XX de manera ejemplar. En Biar, siguiente población, también encontramos uno declarado Bien de Interés Cultural. Desde el castillo de Biar emana un laberinto de calles estrechas y empinadas. Junto a Biar se encuentra Campo de Mirra, donde podemos visitar el castillo de Alzmira, del que sólo queda en la actualidad el torreón. Antes de llegar a Banyeres de Mariola el paisaje cambia pasando de los campos de cultivo a bosques con cierta frondosidad, ya que nos encontramos junto al parque natural de la serra de Mariola. En esta población visitaremos su casco antiguo, para disfrutar con su singular localización escalonada y su imponente castillo encumbrado en un cerro que cada invierno se viste de nieve.
Nuestra siguiente parada será Alcoi, con un importante Patrimonio arqueológico e histórico y rodeado de Parques Naturales (PN Carrascal de la Font Roja), pero sobre todo conocido por las famosas fiestas de Moros y Cristianos que se celebran a final de Abril. Desde Alcoi y Cocentaina se construyó en el siglo XIX una línea de ferrocarril que comunicaba estos valles con el Grao de Gandia (se le conocia como el trenet dels anglesos).
Un poco más al norte y en la comarca del Comtat, se encuentra su capital: Cocentaina, con su Palacio Ducal, los Castillos de Cocentaina y de Penella. Muy cerca se encuentran Benillup, Almudaina y Planes, localidad esta última de las más pintoresca de la comarca, con su casco antiguo presidido por las ruinas de una castillo musulman.
Siguiendo nuestra ruta llegaremos hasta la Vall de Gallinera, ya en la comarca de la Marina Alta. Esta población está formada por diversos barrios y pedanías diseminadas por todo el Valle, repleto de fuentes y antiguos lavadores. Junto a este valle, si disponemos de tiempo también podemos visitar la Vall d'Alcalà y la Vall d'Ebo. Antes de llegar a la Vall de Laguar, dominada por campos frutales y cerezas con denominación de origen y también conocida por su Barranco del Infierno, pasaremos por la localidad de Pla de Petracos, conocida por su Ermita, con pinturas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad. Al acercarnos a Orba, pasamos de los cultivos de secano a los naranjos, y en el núcleo de la población visitaremos la casa-fortaleza del Marqués de Dos Aguas.
Junto a Orba se encuentra Pedreguer, que se extiende por la falda norte de la Muntanya Gran, y que sorprende por la excelente conservación de la arquitectura tradicional con fachadas de vivos colores, balcones de forja de hierro y puertas de madera. (Entre Orba y Pedreguer se encuentra la Cueva de las Calaveras, donde se han descubiertos restos de la antigüedad). Dejando Pedreguer, llegamos a la capital turística, comercial y portuaria de la Marina Alta. A la derecha se eleva el gigante del Montgó, y la ciudad se caracteriza por su clima, sus playas y calas, acantilados, faros, etc., con su castillo de época y fortaleza militar moderna.
Entre Denia y Jávea (Xàvia), se encuentra el Parque Natural del Montgó, una montaña de 753 metros junto al mar, cuyo entorno incluye los acantilados y fondos marinos del Cabo de San Antonio. Nuestra siguiente población será Xàvia, con un núcleo urbano de casas encaladas, enrejados de hierro fundido y puertas preciosas. Pero, lo más conocido de la localidad, son sus playas y calas (desde el Cabo de San Antonio al de la Nau, las aguas cristalinas son su denominador común).
Después de recorrer la costa nos dirigimos ahora hacia el interior para conocer el pueblo de Teulada, cuyo término municipal tiene también un núcleo urbano en la costa: Moraira. En Teulada, destacamos la Iglesia de Santa Catalina, y en Moraira, destacamos la torre de vigía de Cap d’Or cerca de la cual se localiza la cueva de la Cendra, con relevantes yacimientos arqueológicos.
Antes de llegar al Peñón d’Ifach, pasaremos por Benissa. Esta localidad ha sabido preservar su marcado carácter medieval: muros blancos, rejas, escudos heráldicos, flores en los balcones, donde destaca en el casco antiguo La Lonja de Contratación, el monumento más antiguo del municipio del S. XVI.
Nuestra siguiente parada en la costa será el Parque Natural del Peñón d’Ifach. El Peñón es una enorme masa calcárea que cae de manera escarpada sobre el mar desde sus 332 m de altitud máxima y se une a tierra por un istmo, además es un ecosistema litoral que combina elementos de montaña con otros marinos. También en los alrededores del peñón, descubriremos las salinas, y los baños de la Reina, una antigua fábrica romana de salazones. También encontramos yacimientos íberos y, ya en Calpe, deberemos pasear por el barrio morisco del Arrabal, donde descubriremos una de las pocas iglesias góticomudéjar de la Comunitat Valenciana.
Junto a Calpe, se encuentra nuestra última parada en la costa, y uno de los pueblos más bonitos de la zona. Altea, repleta de calles escalonadas, casas encaladas con manposteria de piedra, y a veces pintadas de azul, ventanas enrejadas, tejas morunas, y si subimos a la parte alta, la Iglesia del Consuelo, coronada por cúpulas de azulejos en blanco y azul, donde se contempla una bonita panorámica de la costa y valles del interior.