El nombre de Costa Brava fue inventado con gran exito por el publicista Fernando Agulló en los años veinte del pasado siglo, para describir el paisaje agreste y escarpado que caracteriza a gran parte de la zona costera desde Blanes hasta la frontera francesa (Porbou) y que esta comprendida por las comarcas catalanas del Alto Ampurdán, el Bajo Ampurdán y La Selva en la provincia de Gerona. 

Antes de la llegada masiva del turismo muchas de las localidades de la región costera eran pequeños pueblos de pescadores de casas encaladas y estrechas callejuelas, donde sus habitantes, sus tradiciones y la belleza natural de la región despertaron el interés de artistas y escritores como Picasso o Dalí.

Empezamos nuestra ruta por Tossa de Mar, el encantador pueblo de pescadores convertido hoy en día en centro turístico. Con su castillo junto a la “Vila Vella”, y su bello paseo junto al mar, hacen de Tossa uno de los lugares más bonitos de la zona.

Aunque cerca de Tossa hacia el sur, se encuentra Llanes y Lloret, nuestra ruta sigue hacia el norte, pasando por el puerto de Sant Feliu de Guíxols a escasos kilómetros, y playa de Aro, donde diversos miradores nos permitirán observar la belleza de la zona. A pocos kilómetros al norte llegamos hasta Palamos, donde destaca su puerto, el paseo del mar y la lonja de pescado. En su término se encuentra la playa virgen del Castell, con varias rutas para realizar senderismo e ir en bicicleta.

Continuamos nuestra ruta hasta la Calella de Palafrugell, donde el ambiente marinero de sus calas rocosas atrae a sus visitantes que toman el sol entre los arcos de las casas frente al mar. A partir de aquí, podemos realizar una parada en el interior, por ejemplo en Gerona.

Para finalizar nuestra ruta nos dirigiremos hacia el cabo de Creus, pasando por el Parque Nacional del mismo nombre. Aquí llegaremos hasta Cadaqués. Esta acogedora bahía es un pueblo de pescadores, con estrechas calles que ascienden hasta la iglesia de Santa María. Desde aquí salen senderos hasta el faro y los acantilados del Cabo de Creus. Si lo deseamos podemos terminar nuestra ruta visitando el Port de la Selva o Llançà, o incluso el Monasterio de Sant Pere de Rodes.

TOSSA DE MAR

Situada en la comarca de la Selva, esta localidad costera se caracteriza por sus acantilados cubiertos de pinos y sobre todo por su amurallado casco antiguo conocido como la Vila Vella (fortificación que data del siglo XII). La Vila Vella es el único ejemplo de población fortificada que aun existe en la costa catalana, con un recinto amurallado que conserva su perimetro original con tres grandes torres cilindricas. Fuera de las murallas (la Vila Nova) destaca el edificio barroco de la iglesia parroquial y el antiguo hospital ahora sede de la Casa de la Cultura.

Además de la bahía de Tossa, hacia el norte, se encuentran Cala Bona y Cala Pola; sobre todo es interesante esta última, de aguas cristalinas, donde se organizan excursiones en barco para ver sus fondos y cuevas.

PALAMÓS

Localidad que acoge el puerto más importante de estas costas, con una elegante bahía cerrada por edificios de 3 o 4 plantas, donde descargan mercantes y también amarra una flota pesquera que extrae la famosa gamba roja, plato típico de la zona. Destacan en la población, la iglesia de Santa María del Mar, de estilo gótico, y el museo Cau de la Costa Brava, con colecciones de conchas, cerámica, numismática y pintura. Muy cerca destaca un hermoso arenal extenso y virgen, con una extensa bahía delimitada a ambos lados por grandes macizos rocosos que dan al mar, donde embarcaciones tanto grandes como pequeñas se acercan aquí cada día para disfrutar de sus transparentes aguas: es la Cala del Castell.

CALELLA DE PALAFRUGELL

Es una de las pedanías costeras de Palafrugell, una localidad pintoresca y que conserva el antiguo encanto de los pueblos de la zona antes de la llegada del turismo de masas, y donde los visitantes reposan sobre las arcadas encaladas frente a al mar. Este pueblo de pescadores está situado sobre una costa rocosa, salpicada de pequeñas calas, y que a través de un camino de ronda (nombre por el que era conocido el trayecto que discurría por la abrupta Costa Brava y que era utilizado por la Guardia Civil para controlar la frontera marítima española y evitar el contrabando) la une con Llafranch.

Aquí fue donde el cantante Joan Manuel Serrat compuso su canción Mediterráneo, inspirado en cierto modo por los paisajes de esta localidad de la Costa Brava.

CADAQUÉS

Situado en plena península del Cabo de Creus, esta localidad costera que conserva toda su esencia marinera, inspiró al genio Salvador Dalí, y a otros artistas que llegaron siguiendo su estela. El pueblo, de aire mediterráneo, está coronado por la Iglesia gótica de Santa María (del siglo XVI), que preside una colina por la que descienden las callejuelas empedradas y casas blancas del casco antiguo. También, la arquitectura modernista ha dejado su peculiar impronta en algunas de los edificios más notables de la ciudad, como la Casa Serinyana. Desde la iglesia se contempla la cala que limita el pueblo, llena de barcas varados en invierno, y con su bullicio típico en la época estival. De aquí salen senderos hasta el faro y los acantilados del Cap de Creus.

EL PORT DE LA SELVA

Es la población situada en la parte sur de la amplia bahía del norte del cabo de Creus (localidad que junto con los pueblecitos que se suceden hasta Portbou marcan el final de la Costa Brava). Actualmente, el Port de la Selva, combina las actividades tradicionales pesqueras con el turismo y los deportes marítimos. Está constituido por un conjunto de casas de arquitectura marinera presidido por la iglesia de Santa María de les Neus (Santa María de las Nieves), de gran belleza, que se encara a la bahía. En sus alrededores, se encuentra el pueblo de la Selva de Mar, pero, es el monasterio románico de Sant Pere de Rodes, el que centra el interés de la zona.

Desde 1998, El Port forma parte del Parque Natural del Cabo de Creus, y la localidad cuenta con algunas de las mejores playas de Cataluña.

MONASTERIO DE SANT PERE DE RODES

Considerado la joya arquitectónica de la reserva del Cap de Creus, desde este monasterio románico se obtienen unas vistas privilegiadas del Mediterráneo y de las casas blancas del Port de la Selva, agrupadas en el puerto natural que da nombre a la localidad.

El monasterio que data de los siglos XI y XII, está situado en la ladera de la montaña de Verdera, cuenta con muy pocos espacios planos sobre los que apoyarse, y casi toda la superficie del recinto debe salvar las pendientes e inclinaciones naturales del terreno. Al norte se sitúa la iglesia, con el claustro adosado a su muro sur. Desde el claustro, se accede a todas las dependencias monacales: refectorio, biblioteca, almacenes y celdas. Al norte de la iglesia, se añadió durante el siglo XIII-XIV, el palacio del abad. Al suroeste quedaban los campos de cultivo y el cementerio, hoy desaparecidos. Fuera del recinto se construyó un hospital para peregrinos, y hoy todavía quedan en pie algunos de sus paredes, a pocos metros de la entrada al monasterio.

Desde el monasterio y a pie podemos llegar hasta el Castillo de San Salvador de Verdera, del siglo XIII, uno de los mejores miradores sobre el Cap de Creus y la sierra de Roses.